
(Kambyreta*- Paraguay)
Afuera, el sol dibuja charquitos plateados sobre la ancha y roja calle, reina un calor húmedo de espesor casi táctil. Es el verano, que quiere apurar los pasos hasta casi suprimir la primavera.
Adentro, la siesta y su aliento de fuego se cuelan por los barrotes de las celdas, y quienes las habitan, lo reciben sin más remedio, es el infierno, pero después de todo, es el único calor al que podrían aspirar.
En ese tiempo ocioso, eterno a pesar de que las sentencias judiciales hablen de plazos, los reos viven arañando las paredes. Al principio, lo hacían con la intención de llegar al otro lado; pero luego, descubrieron que ellas guardaban las armas para sobrevivir del lado en el que estaban: ese mejunje de culpables e inocentes.-
Las paredes estaban quedándose sin sostén, todas las varillas, una a una iban convirtiéndose en estoques afilados frotados contra el cemento, incautados en redadas y vueltos a fabricar.
Fue larga la fila de hombres demacrados respondiendo a la brillante solución: “un litro de leche por cada estoque entregado a voluntad”.
Afuera, el sol sigue dibujando charquitos plateados sobre la calle. Adentro, la leche se ha evaporado, fue a penas ayer, pero lo sienten como si hubiera sido hace años. Los reos vuelven a arañar las paredes, escondiéndose en el canto de cigarras – lloverá pronto- piensan, mientras, sudando buscan en el cemento la esperanza de un trueque similar.-
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* Kambyreta es el nombre de la ciudad, una palabra guaraní que traducida al castellano significa "el país de la leche". Paradojas de Macondo