
(Ciudad de Panamá- Panamá)
Yassir Purcait nunca había imaginado semejante legado. Pedro Miguel González, su antecesor al frente de la comisión de presupuesto del congreso, le habia dado en posesión, no solo el cargo, también “los secretos tras el espejo”.
Convertirse en un ser tan favorecido ( Claro, fuera de los privilegio$ propio$ de ser parlamentario) causó en Yassir la común petulancia de quien se sabe inmune (o impune).
No pudo adivinar, el pobre, que tanto alarde despertaría el olfato de, cuando no, una opositora, que no solo había descubierto que el gran espejo de su oficina en el congreso, era nada más y nada menos que la puerta a un secreto y elegante paraiso: una habitación con cama para dos, cuadros exóticos y hasta copas!! Sino que se lo había enseñado a toda la prensa.
Yassir, como todo buen político, no tartamudeó ante el acoso de micrófonos, y mientras echaba la culpa a su colega, su mente estructuraba el mejor de los argumentos:
“No hay nada de malo en este asunto. Después de todo ¿No es la cama, como especie de Asamblea Nacional, un lugar en el que se saldan disputas y se definen asuntos? ¿Acaso no es un ámbito en el que se puede, al igual que en la asamblea nacional, conquistar la justicia, la igualdad...? (bueno esto último no siempre).”
“La cama era solo una herramienta para recordar mejores modos de comunicación, tan necesarios en un lugar en el que las palabras solo causan enredos.” Nunca ese espejo había sido una invitación para ninguna moderna Alicia. Era sólo un elemento de trabajo.
Fue la mejor y más descarada respuesta de toda su carrera política.No la dio.